viernes, 24 de febrero de 2017

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JIJA – LLATA

Por: Fileno Almanzor Dávila Gabriel

La Jija de Llata es una danza costumbrista cristiana del pueblo llatino, capital de la  provincia de Huamalíes, Región Huánuco, es considerada como la  que precede a la presentación de la tradicional danza de los negritos, es decir, se baila en la antevíspera y las vísperas para navidad, año nuevo, bajada de reyes y en otras fiestas familiares en honor al Niño Dios.

Se considera que la danza de la Jija es una importante manifestación folklórica de Llata, sus orígenes data de la época de la colonia cuando los hacendados españoles celebraban la Fiesta de la Epifanía o de los "Reyes Magos", doce días después del nacimiento de Jesús; en esa época los colonos daban el día libre a sus esclavos negros, quienes aprovechaban para descansar y rendir culto de adoración al Niño Dios con cantos y danzas; los esclavos se identificaban en la fiesta con el Rey Mago Baltazar, que según la leyenda era de raza negra y constituía parte de su identidad religiosa en el contexto de una tradicional, popular  y religiosa celebración. La Jija desde sus orígenes se baila con mucha devoción en señal de agradecimiento a Dios por todo bien que nos hace a la humanidad.

La Jija es una danza religiosa de corte ceremonial, interpretada por los caballeros más notables de la localidad, vistiendo elegante terno de color azul presidente, corbata roja, camisa blanca, guantes blancos, medias blancas y zapatos negros,  todos finos; ostentan en el pecho una hermosa banda de color rojo con orlas doradas y borlas de hilo dorado, como signo de autoridad. Cubren su rostro con  una máscara negra de cuero, llevan en la boca una bombilla de metal; además usan  un sombrero de paja modelo europeo, llamado “sara o sarita”, cuyo uso era popular de 1900 a 1930 en el siglo XX.

            Bailan de 8 a 12 parejas, ubicados en dos columnas, encabezados por los caporales al compás de una banda de música que interpreta una preciosa y clásica melodía, con medias vueltas a la derecha y a la izquierda ondeando al viento cintas multicolores colgantes de un fino batón con puño de oro o plata y agitando de rato en rato un vistoso pañuelo blanco; se desplazan con pasos cortos y elegantes, con la punta de los pies y dan saltos ligeros para cruzar a la otra columna. Recorren en pasacalle las principales calles de la ciudad, para luego bailar saltando pañuelo en alto en las esquinas haciendo círculos de ida y vuelta con una melodía más ligera. También bailan la “adoración” con otra melodía especial, lo hacen con reverencia, honor y alabanza, quitándose el sombrero cuando están delante de la sagrada imagen del Niño Dios y en el templo. El Corochano es un personaje gracioso sacado de la danza de los negritos que también acompaña a los danzantes de la Jija.

,           Su práctica se realiza año tras año por una tradición heredada de nuestros antepasados. Dicha práctica se perenniza gracias a la generosidad de sus mayordomos, quienes corren con todos los gastos y para que la fiesta continúe al finalizar la misma se nombran nuevos mayordomos para el año entrante.


 En Llata hay varias cuadrillas de la Jija presentada por familias, cuya fiesta es toda una tradición y hacen gala de una peculiaridad que caracteriza a cada familia. 

 En la ciudad de Huánuco desde el año 1997 a iniciativa de la Señora Yolanda Galarza de Chávez lo difunde la familia Chávez Galarza el segundo sábado del mes de enero de cada año.

 Por otro lado, el año 2000 se fundó la Cofradía de la Jija de Llata en Huánuco “DIVINO NIÑO JESÚS”,  por haber recibido en obsequio la sagrada imagen del Niño Dios de manos del Pbro. Oswaldo Rodríguez Martínez y desde entonces a la fecha, cada 16 de enero se presenta la Jija en forma ininterrumpida, con mucha devoción, elegancia, prestancia y solemnidad; esta fiesta ya tiene personalidad propia porque es bien esperada y celebrada todos los años.